El Camino Natural del Tajo nos transporta por más de 1000
kilómetros a la vera del río más largo de la Península Ibérica. Desde su
nacimiento en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín, hasta
la frontera portuguesa en Cedillo, recorre un sinfín de paisajes, a la
par que gran parte de la historia y cultura de la Iberia interior,
atravesando de este a oeste las provincias de Teruel, Guadalajara,
Madrid, Toledo y Cáceres. Este Camino Natural ha sido homologado como
sendero de gran recorrido (GR-113) por la Federación Española de
Deportes de Montaña (FEDME).
El Camino parte de Albarracín, cerca del nacimiento del Tajo,
y va recorriendo el tramo alto del río, de aguas rápidas y limpias,
entre paisajes de montaña, dominados por escarpes y cortados rocosos de
sabinares y pinares; y los parajes de fondo de valle, con grandes
bosques de pino laricio, bosques de ribera, tierras de labor y olivares.
Estas zonas, protegidas dentro del Parque Natural del Alto Tajo, son
refugio de aves rapaces, como el águila real, el águila perdicera, el
alimoche y el buitre leonado.
La ruta desciende de la
montaña a la meseta, donde los densos pinares son sustituidos por las
encinas y sabinas, campos de trigo y cebada. La vegetación se va
adaptando a las duras condiciones de los canchales y escarpes calizos
que flanquean el río y se presenta una gran diversidad de hábitats y
especies entre los cortados, las cuevas y los pastizales, con sus
majanos, linderos y ribazos.
Los meandros del río y la cola del
embalse de Entrepeñas conducen el camino flanqueado por encinas y
quejigos, a través de un rico ecosistema fluvial. Del embalse hasta el
salto de Bolarque, el paisaje alterna entre los valles y barrancos que
circundan el cauce del río Tajo y las llanuras en las que se mezclan los
plantíos de olivares, colonizadas por jaras y romeros, nogales,
frutales y huertas, con pinares, encinas y coscojas.
Saliendo del
embalse, donde destaca el desfiladero de la Boca del Infierno, el
recorrido se adentra en los sotos del río Tajo, con un paisaje agrícola
con amplios horizontes, jalonados por colinas que van encauzando el río.
Se van formando, en este tramo medio, meandros que van regando las
tierras castellanas y se van encontrando enclaves singulares como la
desembocadura del arroyo de Martín Román, un humedal salino con un
espeso carrizal y un bosquete de tarajes.
El trayecto sigue el
transcurrir del Tajo a través de suaves colinas entre olivos y cereal
hasta llegar al espectacular paso del río por las Barrancas y el embalse
de Castrejón, que hará las delicias de los aficionados a la
ornitología. Continúa en su tránsito por zona de pastizales, con gran
riqueza y diversidad de aves esteparias, y riberas formadas por
fresnedas, saucedas, juncales, hasta llegar al Camino Natural Vía Verde
de la Jara, que conduce al embalse de Azután por un antiguo trazado
ferroviario cruzando túneles y un altísimo puente sobre el embalse.
Desde
aquí el camino desciende hacia las vegas del Tajo, entre encinas y
bloques de granito, y cruza infinitos campos salpicados de olivos,
almendros y encinas, y entre cotos de caza se llega al embalse de
Valdecañas, con islas, zonas de aguas someras, riberas y roquedos, que
alberga una gran diversidad de fauna y flora.
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