martes, 11 de abril de 2017

El Camino Natural del Tajo.


       El Camino Natural del Tajo nos transporta por más de 1000 kilómetros a la vera del río más largo de la Península Ibérica. Desde su nacimiento en los Montes Universales, en la Sierra de Albarracín, hasta la frontera portuguesa en Cedillo, recorre un sinfín de paisajes, a la par que gran parte de la historia y cultura de la Iberia interior, atravesando de este a oeste las provincias de Teruel, Guadalajara, Madrid, Toledo y Cáceres. Este Camino Natural ha sido homologado como sendero de gran recorrido (GR-113) por la Federación Española de Deportes de Montaña (FEDME).


http://www.mapama.gob.es/es/desarrollo-rural/temas/caminos-naturales/caminos-naturales/default.aspx


     El Camino parte de Albarracín, cerca del nacimiento del Tajo, y va recorriendo el tramo alto del río, de aguas rápidas y limpias, entre paisajes de montaña, dominados por escarpes y cortados rocosos de sabinares y pinares; y los parajes de fondo de valle, con grandes bosques de pino laricio, bosques de ribera, tierras de labor y olivares. Estas zonas, protegidas dentro del Parque Natural del Alto Tajo, son refugio de aves rapaces, como el águila real, el águila perdicera, el alimoche y el buitre leonado.
     La ruta desciende de la montaña a la meseta, donde los densos pinares son sustituidos por las encinas y sabinas, campos de trigo y cebada. La vegetación se va adaptando a las duras condiciones de los canchales y escarpes calizos que flanquean el río y se presenta una gran diversidad de hábitats y especies entre los cortados, las cuevas y los pastizales, con sus majanos, linderos y ribazos.
      Los meandros del río y la cola del embalse de Entrepeñas conducen el camino flanqueado por encinas y quejigos, a través de un rico ecosistema fluvial. Del embalse hasta el salto de Bolarque, el paisaje alterna entre los valles y barrancos que circundan el cauce del río Tajo y las llanuras en las que se mezclan los plantíos de olivares, colonizadas por jaras y romeros, nogales, frutales y huertas, con pinares, encinas y coscojas.
Saliendo del embalse, donde destaca el desfiladero de la Boca del Infierno, el recorrido se adentra en los sotos del río Tajo, con un paisaje agrícola con amplios horizontes, jalonados por colinas que van encauzando el río. Se van formando, en este tramo medio, meandros que van regando las tierras castellanas y se van encontrando enclaves singulares como la desembocadura del arroyo de Martín Román, un humedal salino con un espeso carrizal y un bosquete de tarajes.
        El trayecto sigue el transcurrir del Tajo a través de suaves colinas entre olivos y cereal hasta llegar al espectacular paso del río por las Barrancas y el embalse de Castrejón, que hará las delicias de los aficionados a la ornitología. Continúa en su tránsito por zona de pastizales, con gran riqueza y diversidad de aves esteparias, y riberas formadas por fresnedas, saucedas, juncales, hasta llegar al Camino Natural Vía Verde de la Jara, que conduce al embalse de Azután por un antiguo trazado ferroviario cruzando túneles y un altísimo puente sobre el embalse.
Desde aquí el camino desciende hacia las vegas del Tajo, entre encinas y bloques de granito, y cruza infinitos campos salpicados de olivos, almendros y encinas, y entre cotos de caza se llega al embalse de Valdecañas, con islas, zonas de aguas someras, riberas y roquedos, que alberga una gran diversidad de fauna y flora.

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