domingo, 27 de agosto de 2017

ARCHIVO DE LA NOBLEZA EN TOLEDO





La historia del archivo de la Nobleza en Toledo descubre la riqueza del legado documental de una gran parte de la historia de nuestro país. Es un Archivo Estatal dependiente de la Secretaría de Estado de Cultura. Fue creado en el año 1993 como Sección Nobleza del Archivo Histórico Nacional y desde 2011 tiene entidad independiente. Está situado en el Palacio Tavera de Toledo. Los fondos documentales que alberga son archivos nobiliarios, todos ellos producidos o acumulados por la Nobleza Española. Ha tenido un enorme protagonismo social, político y económico en la historia de España e Iberoamérica a lo largo de los siglos.

Se pueden encontrar colecciones documentales de archivo y Mapas. Allberga 2637 metros lineales de documentación. Conserva más de 250 archivos familiares de muy diversas características, contenido y ámbito geográfico, aunque por su volumen e interés histórico destacan los Archivos de Osuna, Frías, Fernán Núñez, Aledo, Baena, Bornos, Mendigorría o Luque. Entre el rico acervo patrimonial nobiliario hallamos el eco documental de América, ya que muchos virreyes de Perú y Nueva España fueron nobles titulados; algunos de ellos dirigieron su conquista y colonización; otros invirtieron en la Carrera de Indias, de forma que sobre todo en los siglos XVIII y XIX el azúcar caribeño permitió que se amasaran grandes fortunas, germen de algunos de los principales bancos españoles del siglo XX; y tampoco faltaron los altos funcionarios de Ultramar decimonónicos vinculados a la aristocracia.

De esta manera, prácticamente en todos los 253 fondos del archivo puede rastrearse la especial vinculación de España y América en los últimos quinientos años.



Año de creación: 1993



Cuenta una profesora de historia y arte del archivo que la documentación que allí se custodia proviene  de los nobles que han decidido dejarlo allí. El 'oficio' de archivero o archivera  hoy en día converge entre el gusto por la historia y la investigación y convertirse en un sibarita de los escritos refinados de otra época que atesoran letras y símbolos como joyas preciadas y únicas.
Las personas que trabajan en un archivo pueden ser: facultativos, auxiliaes o ayudantes. Este, en concreto, se gestiona de una forma especial. Al Archivo llegan documentos donde es requisito imprescindible que se mantenga el orden con el que llegan los documentos. Lo más importante es la limpieza. Si tienen hongos, por ejemplo, se tratan en conservación. Se usan instrumentos muy sencillos: lápices, gomas de borrar, esponjas especiales para limpiar documentos, brochas, guantes o lupas. Es curioso el soporte de los domumentos, dice la profesora; el pergamino es más resistente, el papel es más frágil y por tanto es necesario poner mayor cuidado.Se folian y se leen para transcribirlos. Una vez que están transcritos se digitalizan y se pasan a la plataforma PARES (archivos del estado y nuevas tecnologías).
Perviven muchos tipos de documentos:  fundaciones de señoríos,  privilegios reales, pleitos, testamentos, correspondencia real y/o privada o árboles genealógicos. Están escritos en latín y también en  castellano antiguo o portugués.
Recordamos en nuestra conversación a los maestros calígrafos y escribanos, a los monjes y a los historiadores que trazaron a mano letra artesana, procesal, humanística, bastarda española e  inglesa.
Ahora estos documentos están expuestos en vitrinas. Al visitante le impresiona el edificio en conjunto, pero sobre todo, el patio, al archivero los documentos y la literatura o contenidos que muestran: en muchos casos se encuentran secretos o son enlaces para descubrir otros momentos históricos.
Como curiosidad cuenta que también ha sido escenario de rodaje de películas, como Viridiana y Tristada, de Luis Buñuel y la superproducción “Los tres mosqueteros” de Richard Lester.  También se rodaron varias escenas de series de televisión, como Fortunata y Jacinta, rodada en 1980, la contemporánea Águila Roja, "The promise" o Still Star Crossed.
El archivo es un enriquecedor proyecto de visita para los niños o estudiantes también. Cuando los niños o el visitante descubre los instrumentos para llevar a cabo el proceso de limpieza, lectura y archivado, ¿qué va a encontrarse?. Imaginamos un espacio rodeado de documentos, libros antiguos y códices.  Sentado, algún monje aferrado a una pluma grande que muestra una gran letra capital comenzando a escribir algún documento. También escribanos o 'escribanas' con trajes de época que nos cuentan y nos sumergen en un precioso oficio convirtiéndonos en curiosos investigadores, descubridores de grandes secretos. Seguro que aprenderén a descifrarlos a través de símbolos y aprenderán palabras que ya no se usan y otras que nos aportarán significados de las que ahora usamos.

 El archivo actualmente cuenta con una sala de investigación, para docentes e investigadores.

Gracias.





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